He comenzado a jugar en el ámbito de los refugiados concretamente he probado el juego de "contra viento y marea".
El juego me gusta mucho porque refleja el desasosiego que viven estas personas al no tener un lugar fijo y estable donde poder recrear sus vidas.
Mientras jugaba he podido empatizar sintiendo la desesperación, la vulnerabilidad de los derechos básicos que todas las personas debemos tener como seres humanos y sin embargo ellos carecen, puesto que no tienen cubiertas las necesidades básicas como alimentos, vivienda...
También se ven expuestos al hacinamiento en los espacios que consiguen instalarse, donde sus hijas y mujeres se ven indefensas y sufren violaciones.
En este juego la intervención apropiada es comunitaria puesto que necesita que se trabaje in situ mediante asociaciones como la ONU y otras de índole privado.
¡Hasta pronto piñones!
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